domingo, 12 de agosto de 2007

SI NO SON PAREJA.......ES MENOS GRAVE

Una joven de 24 años que desde hace nueve meses padece el acoso de un vecino de su barrio de San Vicente del Raspeig, está convencida de que su vida corre peligro por la ineficacia de las órdenes de alejamiento. La víctima está sufriendo un acoso constante de un joven de unos 25 años con el que nunca había cruzado más de dos palabras. El acosador, que tiene una condena firme y tres denuncias más que se están tramitando, ha advertido a la chica de que tiene que ser para él. Un juez impuso hace seis meses al joven una orden de alejamiento para proteger a su víctima, pero él la quebranta continuamente.
La denunciante cree que la única solución es que su acosador ingrese en prisión, pero los jueces sólo pueden sancionarle con multas. El problema es que la orden de alejamiento sólo está castigada con el pago de una multa cuando víctima y agresor no son pareja. El calvario de la joven comenzó hace unos nueve meses cuando un vecino al que sólo conocía de vista la llamó por el telefonillo de su casa. «Sólo lo conocía del barrio y nos habíamos intercambiado un hola y adiós. No había hablado con él nunca y de repente empezó a decir que tenía que ser para él. Yo no entendía nada porque tengo novio», señala la víctima.
La conducta del acosador fue a más. El joven empezó a seguir a todas partes a la víctima, la esperaba en el portal de su edificio y constantemente le decía: «vente conmigo, vamos a salir juntos, vamos a dar un paseo». En una ocasión se subió encima de un coche enfrente del balcón para llamar su atención. La víctima consiguió una orden de alejamiento que prohibía al acusado estar a menos de quinientos metros de ella. Sin embargo, el acosador no la respeta y contínuamente sigue acosándola. La joven se ha ido encerrando en casa para no cruzarse con su acosador e incluso renunció a presentarse a los exámenes de junio de la Universidad de Alicante porque «estaba machacada psicológicamente». Los padres tampoco saben qué hacer. El padre, que es guardia civil, indicó que «mi hija tiene pánico. No quiere salir sola de casa por el miedo que le produce. La Justicia funciona muy mal. No hay que esperar al extremo de lo que ha pasado en Tenerife - el asesinato de una adolescente presuntamente a manos de un vecino que estaba obsesionado con ella - para que alguien reaccione». La madre de la joven insistió con preocupación en que «él lo dice, que es para él o para nadie. Esta situación le está afectando a sus estudios y a su trabajo, Siempre va a todas partes acompañada».
Fuentes de la Fiscalía admitieron que «el problema es que no se puede aplicar la legislación que protege a las maltratadas porque no han sido pareja. Si fueran novios podría ser condenado a un año de prisión».
Fuente : Diario Información (Edición Digital) Alicante, 12-08-2007

1 comentario:

Augusto González Trujillo dijo...

El juez sólo ha impuesto una multa de 4.320 euros al joven que desde hace nueve meses acosa a su vecina de San Vicente del Raspeig. La víctima, una joven de 25 años, solicitó en el juicio que el acusado fuera condenado a un año de cárcel porque teme por su vida. Sin embargo, el magistrado advierte a la joven en el fallo de que no puede aplicar la legislación que protege a las maltratadas porque no son pareja.
La joven ha interpuesto cuatro denuncias contra un vecino que se ha obsesionado con ser su novio. La víctima, que tiene novio, asegura que el acusado es cada vez más agresivo y teme por su vida por la ineficacia de las órdenes de alejamiento. El problema es que el quebrantamiento de la orden de alejamiento sólo está castigado con el pago de una multa cuando víctima y agresor no son pareja.
El juez considera probado que el acosador quebrantó la orden de alejamiento que protege a su víctima el 23 y el 26 de julio, y que lo hizo «con la pretensión de que la mujer acceda a mantener con él una relación sentimental». El magistrado apunta en el fallo que «el acusado y la denunciante no son ni matrimonio ni pareja de hecho ni novios. Se ha probado que al acusado le gustaría estar en una de tales situaciones, pero lo cierto es que no lo está. Aunque su conducta pueda sociológicamente calificarse de violencia de género, el legislador sólo ha penado de manera especial la que ocurre dentro de la pareja».

Fuente: Diario Información (Edición digital) Alicante 25-8-07